Después vinieron unos patines de regalo, el aprendizaje empírico, la diversión y el patinaje de carreras, aunque esta modalidad no logró enamorar a Jennifer María Fernández Chávez, quien no tardó mucho en descubrir que sus pies nunca estuvieron hechos para calzar zapatos convencionales… los suyos tenían que rodar.
Nos cuenta la pequeñita residente en el municipio Boyeros de La Habana que el lugar donde está ahora y el camino que se ha labrado como deportista se lo debe en gran medida a su mamá, porque fue ella quien la motivó a vincularse a un área de patinaje artístico cuando optó por dejar las pistas, aún cuando se manifestaba renuente a retornar.
A Jennifer se le ilumina el rostro cuando afirma que por suerte, no tardó en hacerle caso a la responsable de sus días, pues al final quedó fascinada por los saltos, los giros y los colores del vestuario. Desde entonces ha sido campeona nacional en todos los torneos en los que se ha presentado.
Esta muchacha que apenas roza los 14 años es miembro del equipo nacional de patinaje en su versión artística y fue una de las representantes de la Isla en los Juegos Centroamericanos de Barranquilla en 2018.
Resultó la única que en esta cita multideportiva tuvo la misión de contender por la Mayor de las Antillas en el programa libre femenino, donde obtuvo una puntuación de 39.000 puntos en el evento corto y 158.100 en el largo, por lo que no pudo acceder al podio, el cual fue conquistado por la patinadora local Johanna V. Apolinar Sachica.
No obstante, siempre supo que sería difícil lograr la medalla de bronce que ella y sus entrenadores se habían propuesto. Cuenta que en lo personal le preocupaban los giros de clase A porque eran algo nuevo a lo que se enfrentaba.
Sin embargo, el haber logrado un cuarto lugar centroamericano tiene que ser un incentivo para prepararse más para el futuro y así mejorar sus resultados en otras competencias.
Jennifer cursa estudios secundarios y es categórica al afirmar que no se preocupa por meditar sobre posibles carreras universitarias.